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- Detalles
- Última actualización el Lunes, 02 Octubre 2017 08:21
- Publicado el Viernes, 26 Noviembre 2010 09:45
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Me tuve que poner en una mesita que estaba situada justo al lado de la mesa del juez. Se oyeron voces pero que no entendía, estaba paralizada, no me podía creer que había dicho yo eso y mis padres y mis dos hermanas me miraron con cara de terror, mis hermanas tenían 8 y 14 años y se pusieron a llorar. Rosa también me miro, e Ignacio no me quitaba la vista de encima y yo lo miraba porque era el único que me tranquilizaba. Me fui para colocarme en la mesita y empecé a hablar. Francisco dio un suspiro que eso me hizo seguir para adelante y decir toda la verdad.
-Juez: Diga todo lo que tenga que decir señorita, no se quede nada dentro cuente todo lo que sepas.
-Yo: El señor Francisco Hidalgo dice la verdad, el no ha sido, porque la que escribió la carta he sido… “yo”. Lo hice porque no me parecía bien esa ley y lo demuestro en este caso con todo lo que le ha pasado a este hombre. Perfectamente podría haber dejado que cargara él con toda la culpa porque al estado le daría igual que fuese uno o otro, asique no se molestarían en averiguar bien que este señor era el verdadero culpable. Esto no se lo escribí en la carta pero tampoco me parece bien que las mujeres no cuente para nada su opinión y que no pueda trabajar en un verdadero trabajo como el de la señorita Rosa una de las encargadas de la “ONU”, tengan que trabajar como amas de casa y cuidando de los hijos porque se dice que no saben hacer nada más porque, si me lo permiten, es una mentira. Los de la “ONU”, me han estado informando de lo que pasaba porque les pedí ayuda porque empezaba a asustarme la cosa. Me trataron muy bien y le estuvieron mandando cartas con el estado. El presidente le respondía una cosa que nunca se me olvidara es que dijeron “y encima son inmigrantes”. Por eso también les pedí ayuda. Lo que me ha hecho seguir adelante ha sido el señor Ignacio, que por cierto me he enamorado de él. Lo último que diré será que yo no lo hice para reírme de las normas que se imponen sino porque hay algunas que deberían cambiar y no soy la única que lo piensa, pero si soy la única que se ha atrevido a decirlo. Lo siento mucho pero no me arrepiento de nada de lo que he hecho. Y con esto me despido porque no tengo nada más que decir ya usted señoría sabrá lo que tendrá que hacer y el castigo que debe ponerme. ¡Ah!, antes de que se me olvide y lo juro que con esto acabo, es que por favor dejen a este pobre hombre libre y que no le hagan nada porque es un padre de familia igual que cualquier otro.
Cuando termine de decir estas palabras suspire, me sentí muy contenta de haber hecho lo correcto, y no me arrepentía de nada y sentí que Ignacio sentía lo mismo que yo y que seriamos felices juntos. Pero ocurrió otro momento que nunca el resto de mi vida se me olvidaría. Toda la sala se puso a aplaudirme e Ignacio se levantó y me miro y me sonrió y no lo pude controlar que se me saltaran las lágrimas de la emoción, el único que no aplaudía era el presidente y el juez, pero el juez no me preocupaba porque sabía que no podía hacer eso. Y de pronto todo el mundo de cayo porque iba a hablar el juez, este se puso de pie para hablar que yo nunca había visto que ningún juez se pusiese de pie para hablar. Y dijo lo siguiente:
-Juez: Dicho todo esto, a usted don Francisco Hidalgo le doy la libertad porque usted es completamente inocente y respecto a ti jovencita…me ha conmovido y quiero darle también la libertad porque no lo ha hecho en el mal sentido sino por sus derechos que la mujer también los debe de tener, también quiero pedir a todas las mujeres del mundo perdón porque estaba cegado y porque la chica tiene razón porque las mujeres pueden hacer lo que hacen los hombre y hasta mejor. Y por ultimo tengo que decir una cosa más y es a ti señor presidente, me tenia cegado pero no lo vas a volver a hacer más, porque le quito el cargo de presidente y se lo doy al señor Hidalgo porque para mí es el hombre más honrado que ha podido existir que seguía insistiendo en que él era inocente. Y respecto a la organización “ONU” darles las gracias y decirle que el ex presidente desde este mismo instante donara a esta organización todos los ahorros que tenía el señor Javier. Y esto es todo se cierra la sesión. Muchas gracias Julia porque eso es ser valiente.
Era increíble el señor juez se había puesto a aplaudirme y todos los demás que estaban en la sala lo acompañaron aplaudiéndome. Yo no me lo podía creer pensé que todo aquello era un sueño en el que despertaría de un momento a otro, yo esperaba ese momento, para decir “todo era un sueño”. Francisco se me acerco junto a su familia me dio mil y una vez las gracias y yo le decía “no es usted quien me debe de dar las gracias sino yo le debo dar mil y dos veces decirle perdón porque ha pasado todo esto por mi culpa”. La esposa estaba feliz y no se podía creer que sería la mujer del presidente. Al presidente lo metieron en la cárcel porque gracias a mi también se dieron cuenta de que estaba robando dinero a la gente del pueblo, estaría unos cuantos de años en la cárcel y se les sumarian otros años mas por ser racista. Rosa vino a donde yo estaba situada y me dijo que estaba orgullosa de mí que si quería algún día ir a tomarnos algo juntas que la llamase que ella estaría encantada. Mi familia me sonreía y me dijo mi madre con gestos que mirase para atrás. Cuando mire me encontré con el rostro del amor de mi vida. Me dije que si no hubiera hecho todo aquello de la carta no lo hubiera conocido nunca y que todo seguiría igual. Me dijo que la parte que más le gusto fue “me he enamorado de él” me lo dijo susurrándome al oído. Estaba feliz y supe que ese sería sin duda el día más feliz de mi vida.
Ángeles Sánchez de los Santos 3ºA